CARTAS DE AMOR

Carta a un amor eterno

Yo quisiera decirte a través de estas letras lo mucho que te he querido, lo que te sigo queriendo, lo mucho que ya he sufrido, y lo que sigo sufriendo; que el tiempo ya transcurrido, no ha podido o no ha querido, borrarte en mi pensamiento.

Quiero decirte, mujer, que aún a pesar del tiempo, voy entre suspiro y suspiro bien por suerte o por castigo, sintiendo incluso tu aliento. Si, mujer, pasarán los años, cambiarán las cosas, como cambia el tiempo, la luna y el viento. Cambian los colores, incluso las flores que son tan bonitas, al paso del tiempo se vuelven marchitas. Pasarán los años, cambiarán las cosas y en los aledaños de mi corazón, brotarán más rosas. Cambiarán los astros, mil veces la luna, pero en mi corazón, rosa como tú. ¡ nunca habrá ninguna!

Me iré haciendo viejo, si tengo esa suerte, y cada mañana mirando mis canas delante del espejo, queriendo engañarme me haré una sonrisa, y aquella camisa que tú me bordaste, me pondré otra vez, pues lleva consigo la marca del beso, aquél que me diste por última vez.

Yo vivo en el sueño de mi fantasía, soñando que un día se cumpla tal vez, mirarme en tus ojos, besarte en los labios, dormirte en mis brazos, ¡ tenerte otra vez!

Y aquellos lugares que fueron testigos de cosas hermosas, aún siendo noche, para festejarlo, como una mañana de esas primaveras que llevo en mis ansias, habrá una fragancia de nardos y rosas, prendidas en el aire, incluso el lucero, aquel que en el cielo lloraba tu ausencia al ver tu presencia tendida en mis brazos, mirando tus ojos, besando tu frente, así de repente atrás su memoria a tiempos de glorias o gozos…, tal vez, ¡ que importa si fueron de uno o de otros, si los que no fueron, fue justo al revés!. Yo vivo en el sueño de mi fantasía, soñando que un día se cumpla tal vez, mirarme en tus ojos, besarte en los labios dormirte en mis brazos ¡ tenerte otra vez!. Y aquellas historias que yo te contaba,

¿ Te acuerdas de aquélla del gato y el pez?. Soñaba y soñaba el gato a diario, mirando al acuario poderlo coger, pero una mañana de invierno muy fría, lo que estaba viendo no pudo creer: aquel pececillo que se removía aquella mañana de invierno tan fría, salió del acuario para nunca volver.

Y al fin se dio cuenta después de perderlo, que aquel pececillo que se removía aquel gato pardo de tanto mirarlo, ¡ al fin lo quería! .

Pasaran los años, cambiarán las cosas, y en los aledaños de mi corazón, brotarán más rosas, cambiarán los astros, mil veces la luna pero en mi corazón rosa como tú, ¡ nunca habrá ninguna!.

 

 

Por Manuel Segura.

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